Domingo, 1 de mayo de 2011

Domingo, 1 de mayo de 2011
Hace unos dos años alguien nos avisó que había en Betanzos una perrita que vivía en una glorieta desde hacía bastante tiempo. Nos acercamos hasta allí y vimos que la pobre no distinguía ya amigos de enemigos entre las personas y no pudimos cogerla porque no se acercaba a nosotros ni a nadie.  Volvimos un tiempo después con una jaula trampa, hablamos con algunos vecinos de la zona y dejamos allí nuestro tesoro más preciado: la jaula que tantas veces nos ha ayudado a rescatar y dar una vida mejor a perros que, cansados del maltrato e indiferencia, han decidido no volver a confiar en las personas. Volvimos al cabo de un tiempo, pero nos encontramos ante el desinterés de todo el mundo y, agobiados por otros problemas y con muy poco tiempo libre, lo dejamos correr. 

Más tarde vimos cómo “la perrita de Betanzos” se hacía famosa, ocupando incluso algunas líneas en la prensa (La Voz, 03-06-2010)  debido a que resultaba imposible ayudarla. Volvimos a intentarlo pero seguimos sin poder cogerla…

Este mes de abril, revisando nuestra lista de espera de animales en la calle, alguien comentó “tenemos que hacer algo con la perrita de Betanzos, que sigue allí”. Y de nuevo nos lo propusimos. Decidimos organizar turnos para vigilar la jaula, hacer carteles para poner por la zona explicando APADAN estaba intentando coger a la perrita, hicimos carteles también para la jaula, para que nadie la tocase, y otras cosas… Llegó el día: sábado 30 de abril. Una voluntaria de la Asociación llegó a Betanzos y se dispuso a colocar carteles y jaula para intentar coger a esta perrita, y su sorpresa fue mayúscula cuando se encontró con la firme oposición de parte de los vecinos de la zona, que le daban de comer al animal, y a quienes les daba “mucha pena” que la perra se fuese a un refugio de una Asociación protectora de animales donde no volvería a correr peligro, donde la iban a cuidar y atender, y en el que se desvivirían por encontrarle una casa. Nuestra voluntaria se fue completamente desconcertada, pero por supuesto con intención de volver,  y así lo hizo. Y por suerte, cogió a la perrita gracias a la jaula trampa y a la ayuda de otras personas no tan “atrevidas” ni tan “apenadas”…

Y es que la ignorancia y el atrevimiento de las personas no dejan de sorprendernos. Es sorprendente que “te dé pena”, “porque es que ya estoy acostumbrada a verla ahí, que lleva casi 6 años”, “es que voy a darle de comer todos los días”, y no sentir lástima de un animal que vive en permanente riesgo de ser atropellado, que se empapa cuando llueve, se congela cuando hace frío o se asa al sol, que está expuesta a tener cachorros en cada celo, a sumar a las miserias del abandono el riesgo y estrés de parir y sacar adelante a sus hijitos o de ver cómo se los quitan para matarlos…

Ciertamente, la ignorancia es muy atrevida, aunque a veces prevalecen el sentido común y la coherencia, por suerte para “la perrita de Betanzos”, que pasará esta noche tranquila y a salvo en el refugio de APADAN.